Como mujer en mis treintas y a punto de tener un bebé he estado pensando mucho en las distintas narrativas que he escuchado sobre tener un bebé. También en si las historias han cambiado desde que me embaracé; por último, las miradas positivas y negativas que otras mujeres te comparten.
Antes de pensar en tener un bebé:
- Embarazarte: Puede ser muy difícil y cansado y suspiro.
- El embarazo: ¡¡¡Es maravilloso!!!
- El parto: Silencio.
- El bebé: Es increíble. Es cansado pero vale muchísimo la pena. Deberías tener uno.
Pensar en tener un bebé:
- Embarazarte: Puede ser muy difícil y cansado y suspiro. O puede ser muy fácil
- El embarazo: ¡¡¡Es maravilloso!!! ¡la mejor época de mi vida!
- El parto: Silencio, básicamente..
- El bebé: Es increíble. Es cansado pero vale muchísimo la pena. ¿Cuándo vas a tener uno?
Estando embarazada:
- Embarazarte: Puede ser muy difícil y cansado y suspiro. O puede ser facilísimo.
- El embarazo: Es un infierno. Apesta. Es horrible
- El parto: La experiencia más dolorosa de mi vida. Usa epidural. La episiotomía fue terrible. La recuperación fue una pesadilla. Epidural-Epidural-Epidural. Y las puntadas. Lo peor del mundo.
- El bebé: No vas a dormir. Es horrible. Es lo más difícil del mundo. No vas a dormir. Te vas a pelear con tu marido. No vas a dormir. No te vas a sentir como ser humano.
Si es tan horrible tener un bebé ¿por qué los seguimos teniendo? ¿Por qué nadie le dice a una mujer embarazada incómoda, hinchada y en dolor constante: vale la pena?
En mis 9 meses de embarazo he escuchado un constante “¿Por qué estás tan incómoda si el embarazo es maravilloso” y puedo contar con una mano cuántas veces he escuchado de las maravillas de la maternidad. Todo lo demás ha sido negativo.
No he escuchado ninguna historia positiva sobre el parto. Nada sobre lo increíble que es tener un ser humano que hiciste y que ahora cuidas y a quien le mostrarás el mundo.
¿Por qué no cambiamos la narrativa? De verdad pienso que si lo hiciéramos el estar tan incómodamente embarazada adquiriría otra connotación y te haría ver hacia adelante con más alegría en vez de suspirar ante los horrores inevitables que se avecinan más allá del horizonte de tu panza.